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martes, 19 de agosto de 2014

Un viaje al archipiélago de las Galápagos



Aves marinas que volaron a las islas desde la tierra firme, mamíferos marinos que se dejaron llevar por las corrientes de aguas, y los reptiles transportados por casualidad entre vegetación a la deriva, colonizaron a lo largo de millares de años estas islas baldías y fueron adaptándose paulatinamente a las condiciones reinantes con el fin de sobrevivir.

Charles Darwin

Sobre las escabrosas rocas de la isla desértica, reptan bajo un sol asfixiante del ecuador iguanas primitivas, que en palabras de Darwin las llamo, “duendes de la oscuridad, sucias y negras de color y torpes en sus movimientos”, fue cuando pisó por primera vez la isla de San Cristóbal en 1835. El juicio destructivo que hizo sobre este archipiélago formado por diecinueve islas fue; “No puede haber nada menos incitante”. Sin embargo, con el tiempo Darwin empezó a experimentar un cambio de pensamiento, vio la gran variedad de especies inusuales que habitaban en las islas. De modo que del poco interés y atractivo en principio paso a ser un gran estimulo para la teoría de la evolución que el investigador haría dos décadas después. Su conocimiento sobre el mundo animal y como se adapta al ambiente, trastoco todas las teorías vigentes de la época.
El “Laboratorio de la evolución” del Pacífico, se extiende sobre una superficie de ocho mil Km2. Los primeros islotes surgieron hace entre tres y cinco millones de años, formados por lava basáltica liberada por erupciones subacuáticas.

Archipiélago entre bancos de niebla

Presumiblemente los incas ya conocían el archipiélago, aun cuando el descubrimiento oficial del mismo sea reivindicado por el obispo de Panamá, fray Tomás de Berlanga. En 1535 llegó al grupo de islas que bautizó con el nombre de Las Encantadas, por los densos bancos de niebla que apenas le permitían unos metros de visibilidad. Observó la existencia de pájaros bobos que apenas saben volar y de tortugas gigantescas sobre las que podía cabalgar un hombre; este último animal es el que le dio nombre al archipiélago.

Peligros procedentes del hombre

La progresiva colonización de las islas, en las que pueden detectarse seis zonas de vegetación, había alterado sensiblemente el equilibrio ecológico, por lo que en 1959 el Gobierno ecuatoriano comenzó a transformar el archipiélago entero en parque nacional. Los animales salvajes de Galápagos, que se habían vuelto confiados por la ausencia de enemigos naturales, sufrieron las consecuencias de la introducción de animales domésticos que después se asilvestraron: cabras, cerdos y perros. A mediados de los 80, Ecuador decidió ampliar la reserva para conservar también los tesoros naturales del mar. Un programa educativo de la Fundación Charles Darwin tiene por objetivo fortalecer la conciencia de protección de la naturaleza.
En la actualidad, en las islas de este archipiélago, en parte desérticas, en parte cubiertas de colinas con prolija vegetación y explotadas agrícolamente a partir de los 500 m de altitud, los científicos han contabilizado 60 especies de aves y 875 de plantas, de las cuales 228 son endémicas. Las únicas aves marinas incapaces de alzar el vuelo son el pingüino de las Galápagos y el cormorán no volador.

Tortugas gigantes amenazadas

Bajo la superficie de las aguas, puede observarse una sorprendente variedad de especies: junto a los bien alimentados tiburones, las ballenas, los delfines y las esquivas rayas. En algunas costas hay grandes colonias de osos y leones marinos, a cuyos retoños raramente les disgusta un tête à tête con los bañistas. En el caso de los agresivos machos que vigilan sus dominios, es adecuado guardar una prudente distancia.
Mucho menos halagüeño es el futuro de la tortuga gigante de las Galápagos, de la que existen catorce subespecies. En tanto que los animales que habitan en regiones secas presentan la parte anterior de su caparazón curvada hacía arriba, como una silla de montar, para poder alcanzar los cactus y las hojas cuando estiran el cuello, las tortugas que habitan en las islas de exuberante vegetación tienen el caparazón redondo y poco arqueado. El siglo pasado, los equipos de los bancos balleneros y de los cazadores de focas, prácticamente exterminaron las poblaciones, antaño enormes, de estos perezosos gigantes.

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