Leonera Carrington nació el seis de abril de 1917en Lancashire, Inglaterra, en una elegante mansión victoriana de su familia, dueña de un enorme emporio químico. De carácter indomable desde niña, quiso siempre hacer lo mismo que sus hermanos hombres, todo lo contrario de lo que se esperaba de ella.
Se escapaba de sus niñeras para esconderse en los museos, seducida por la imaginación desbordada de Bosco y los rostros hechos de frutas, verduras y flores. Le atraían los libros y el arte en un tiempo en que las mujeres decentes solo podían escribir y sus escritos siempre quedaban en un cajón. Podían pintar, siempre y cuando fuesen bodegones y paisajes, desnudos eran impensables. Leonora nunca encajó en ese mundo.
La vida de Leonora es vivir muchas vidas.
Desde una infancia privilegiada en la campiña inglesa a un exilio voluntario a México, pasando por una buhardilla en París, un manicomio en Cantabria y en Nueva York capital donde surgía un movimiento artístico.
Leonora una feminista practica, no se deja seducir por todo lo que ve entre los surrealistas “Ese endiosamiento en la mujer es puro cuento” ruge Leonora “Las llaman musas pero terminan por limpiar el excusado y hacer las camas”.
A Juan Miró pintor celebre lo mandó a freír espárragos cuando una vez el pintor catalán le extendió un billete y le pidió que fuese por cigarrillos.
Ser madre le abrió una puerta inesperada.
En 1941 se casa con el escritor mexicano Renato Leduc. Se van a vivir a Nueva York. Este matrimonio tenía como fin la ayuda por parte de Renato para que Leonora pudiera huir de la persecución nazi, a la que fue sometida por haber sido pareja sentimental con Max Ernst. Es uno de los muchos actos de rebeldía e independencia que habrá de sumar a lo largo de su vida.En 1943 se divorcia y se va a México, donde conoce al fotógrafo húngaro Chiki Weisz. De este matrimonio tiene a dos hijos Gabriel y Pablo. Leonora describe su maternidad “como algo estremecedor” y sigue “Fue una gran conmoción. No tenía ni idea de lo que era el instinto maternal. Fue algo que emergió desde las profundidades”.
Su huella mexicana
Una de las obras maestras es el mural “El mundo mágico de los mayas”, que pinto en 1963 para el Museo Nacional de Antropología de la ciudad de México y que actualmente se encuentra en el Museo de Antropología de Chiapas. Para poder comprender la cultura maya y de México, Carrington se sumerge en el México profundo, milenario e intensamente vivo en Chiapas. Si bien la pintora basó sus estudios en los códices mayas, también inventó sus propias imágenes.En los años setenta escribe el “cuento mexicano” con dos personajes rurales Juan que cuidaba cerdos, y María hija de don Pedro donde se ven envueltos en un relato surrealista, desarrollado en un campo típicamente mexicano.
Escribió trece ensayos sobre México y el surrealismo.
Confesó a la periodista Lourdes Andrade en una entrevista que no le interesaba escribir: “Se ha metido tanta gente” dijo refiriéndose a las traducciones a otras lenguas de sus escritos. En la pintura está la mano del creador, sin más intervención que los materiales sin intermediarios que se entrometan y llamaba a éstos “traidores” con el lenguaje.
Su otra afición; las muñecas
Con su talento y sabiduría que hereda de siglos atrás Leonora Carrington ha incursionada en terrenos que hasta no hace mucho solo eran para hombres, como la pintura, la escultura, la obra gráfica y la escritura. Sin olvidar su pasión por la creación de muñecas, únicas y tan originales, tan distintas de cualquier otra que le viene de su misma esencia, como si cada muñeca fuera un doble.
Mujer menuda y de carácter fuerte aún hoy habla un castellano con un notable acento británico.
Fecha de la muerte: 25 de mayo de 2011, México, D.
F., México
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