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miércoles, 6 de agosto de 2014

El rechazo social





Todos o la mayoría de personas buscamos el reconocimiento social, si lo obtenemos, aumenta nuestra autoestima y nos estimula a nuevos retos y metas. Nuestro carácter también se ve favorecido, somos más amables y más optimistas. Hay estudios donde explican que este estado de bienestar favorece nuestra salud.
Por el contrario, si tenemos la conciencia de un rechazo por parte de la sociedad, amigos, compañeros o incluso familia, nuestro sentimiento es de dolor.
Nuestro cerebro busca la aceptación de una mayoría y cuando discrepamos de ella nuestro cerebro nos manda señales de error. A esta conclusión llego un estudio del comportamiento social realizado por la Universidad Radboud de Nijemen- Holanda. Esta forma de error también nos ayuda a relacionarnos convenientemente y cuando en una reunión la mayoría asiente ante algo que somos contrarios, en lugar de opinar nos limitamos a callar. A esta forma de actuar se le llama supervivencia social.

El rechazo social hace daño

Este rechazo produce un dolor físico, ya que los sentimientos son muy intensos y afectan a toda nuestra parte sensorial del cerebro. Según los investigadores de la Universidad de Michigan (EE UU) un estudio demuestra que “las mismas regiones del cerebro que responden a las experiencias sensoriales dolorosas se activan durante las experiencias intensas de rechazo social” así lo publicaron en la revista “Proceedings of the National Academy of Sciences”
El psicólogo Ethan Crooss autor del artículo, dice que ahora se da un nuevo significado al paralelismo que sentimos el rechazo social con el dolor. Para llegar a esta conclusión el Dr. Cross, reclutó a cuarenta personas que habían sufrido una ruptura amorosa en los últimos seis meses y que se sentían rechazadas. Con esta idea del rechazo se completó el estudió en dos tareas; una relacionada con el sentimiento de rechazo y la otra a un estímulo de dolor similar a coger una taza de café caliente. Fueron sometidos a escáneres de imagen por Resonancia magnética, tanto la experiencia dolorosa como el rechazo social ponían en funcionamiento las neuronas de la corteza somatosensorial secundaria y la ínsula dorsal posterior.

El rechazo social y la salud

Cuando vivimos un rechazo por parte de algún sector, la primera palabra que nos sale es, me han lastimado, me han hecho daño o me han herido. Estas frases dichas popularmente para indicar un sentimiento, es la realidad física que experimenta nuestro cuerpo.
Otro estudio llevado a cabo por el psicólogo George Slavich de la Universidad de California, nos indica que enfermedades como la artritis, asma, enfermedades cardiovasculares o incluso depresión pueden ser detonantes por el rechazo social.
Este estudio se realizó con 124 voluntarios, frente a un auditorio indiferente y hostil de les pidió que pronunciaran discursos, ejercicios mentales y aritméticos y otros juegos con el ordenador. Los análisis mostraron que la situación de rechazo social aumentaba la actividad inflamatoria de sus órganos. Si esta inflamación se vuelve crónica es cuando el individuo puede presentar las enfermedades descritas.
También demostró el estudio tras la resonancia magnética que se les realizó a los participantes, que los niveles de inflamación más elevados estaban asociados a las áreas del cerebro que corresponden al estrés social. Estas partes del cerebro son las vinculadas a las emociones básicas como odio, miedo, felicidad y tristeza. “Esto constituye una evidencia más de que nuestro cuerpo y nuestra mente están íntimamente conectados” aseguró el Dr. Slavich en una publicación en la revista PNAS.

Añade que el cuerpo reacciona ante el rechazo con una respuesta preparándose para un ataque físico. Las citoquinas que regulan el sistema inmune y producen inflamación, se liberan para reducir el riesgo de infección en caso de agresión.
Con estos estudios se llegaron a la conclusión que efectivamente el rechazo social, nos produce dolor físico y puede hacer enfermar nuestro cuerpo. 

 

 

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