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domingo, 9 de octubre de 2022

El olor y el dolor están relacionados

 Estudios sobre un gen permitirán conocer mejor los factores genéticos asociados con la percepción olfativa


El olor lo podemos definir como la sensación resultante de la Erecepción de un estímulo por el sistema sensorial olfativo. El olor no es uniforme en todas las personas por igual y lo genera una mezcla de gases, vapores y polvo. Aquello que no podemos oler lo llamamos inodoro. Hasta ahora se creía que aquellas personas que carecían de este sentido eran por causas psicológicas, pero sin descartarlas, unos estudios recientes han demostrado que también podrían estar producidas por un gen.

Las personas con una mutación en el gen SCN9A, que incapacita para sentir dolor, tampoco pueden oler, así lo han confirmado un equipo de científicos europeos liderados por el alemán Trese Leinders-Zufall

Las neuronas sensoriales olfativas son las que detectan el olor, producen una señal eléctrica propagándola a través del sistema nervioso hasta un determinado punto que se detienen. Se ha descubierto que esto sucede por la ausencia de sodio Nav.17. La falta de este sodio impide la transmisión de la información a los circuitos neuronales y, por tanto, no llega al cerebro.

Terapias genéticas

Los investigadores no descartan que el mismo canal de sodio intervenga en algún otro de los cinco sentidos. "No tenemos una explicación de la conexión entre dolor y olor, pero podría ser que éste fuera un canal importante para múltiples sistemas sensoriales", indica el investigador. En este caso, añade, "los sujetos estudiados eran capaces de ver y escuchar, pero no se investigó el tacto o el gusto".

Aunque existe una larga lista de genes relacionados con la ceguera o la sordera, hasta ahora no existía conocimiento de ninguno que pudiese explicar la anosmia congénita.

Con el descubrimiento de este gen se podría aplicar a terapias génicas en personas afectadas en el olfato. Los resultados del estudio ayudaran a comprender que factores genéticos están implicados en la percepción del olor, como en su ausencia.En los animales hacen un amplio uso de su sentido del olfato. Por ejemplo, los animales usan el olor para marcar su territorio y para atraer a sus congéneres de sexo opuesto. Los animales tienen una mayor respuesta a los olores, porque usan su sentido del olfato muy frecuentemente. Cuando un macho huela a una hembra en celo, responderá al estímulo muy apasionadamente.

Nuestro sentido olfativo cumple una función de supervivencia

Nuestro sentido olfativo cumple una función de supervivencia como en el caso del fuego, que el olfato es primordial para detectarlo. Desde el punto de vista humano “permite enriquecer la experimentación de sensaciones en cuestiones de comida. Aunque seamos capaces de comer sin oler, el olfato nos ayuda a mejorar nuestra experiencia y el placer que sentimos”, concluye el científico alemán.

¿Hay olores que acortan la vida?

Otros estudios realizados en animales y en humanos han demostrado el impacto en la salud, el desarrollo atlético y el ritmo de envejecimiento, que produce las experiencias sensoriales. De hecho, hay animales como la mosca y los gusanos que son incapaces de oler, viven más tiempo.

Las universidades de Michigan y Houston han tratado de averiguar a qué se debe y han conseguido demostrar que el dióxido de carbono (CO2) es el olor que más altera nuestra fisiología y está unida a nuestra longevidad. Las moscas que no huelen el carbono viven más que las moscas que si lo hacen.2

El responsable de este estudio Scott Pletcher explica: “De algún modo hay un grupo de neuronas cuyo principal cometido es detectar el CO que son capaces de provocar cambios que aceleran el envejecimiento

En este reto para mejorar la salud el trabajo más importante que tienen ahora los científicos es explicar el cómo.

martes, 26 de abril de 2022

Si te impresionan las mujeres libres, el inseguro eres tú.

 


 

Hay hombres que se sienten eclipsados por las mujeres como nosotras (en el sentido de que temen que les hagamos sombra). A esos hombres a los que no les impresiona, son seguros de sí mismos, inteligentes, fuertes de carácter a la par que sensibles, alfabetos emocionales, comunicativos, ingeniosos, respetuosos, tolerantes, cariñosos, atractivos por fuera por cómo son por dentro, generosos, prácticos, sencillos, directos, honestos, leales y NO MANIPULADORES. Esto último es muy importante, como valor en cualquier ser humano.

Te ve de igual a igual y ya está. El hecho de que tú seas segura de ti misma, inteligente, fuerte y toda la retahíla de cualidades no le acobarda ni le hace sentir inferior porque no tiene miedo de que le vayas a quitar su poder, ni a subirte a su chepa y hacer de tu capa un sayo con su vida. Entre otras razones porque no te dejaría hacerlo, él es quien dirige su vida y en todo caso, si quiere, voluntariamente la comparte con alguien que dirija la suya asumiendo sus responsabilidades y metiéndose en sus asuntos.

Inseguros no, gracias, hay que dejarlos crecer.

A los que acojonamos las mujeres libres de alma, mente y cuerpo, es a los inseguros, a los que se quedaron anclados en una época en la que la mujer dependía de ellos para sobrevivir y preferirían que hoy en día siguiera siendo así para no correr el riesgo de que se les escape no ya por irse con otro, sino para estar sola. Qué osadía.

 

Los inseguros son esos que se están todo el rato comparando contigo como en una especie de competición a ver quién es más listo, en una verborrea imparable por demostrar sus conocimientos; a ver quién es más macho, haciéndote todas las posturitas del kamasutra en la cama en una sola noche; a ver quién tiene más dinero, ostentando reloj, coche, etc. aunque luego te invite a su casa y tengas que llevar tú el vino y no te saque ni unas tristes aceitunas. A ver quién detenta más poder, tratando mal hasta a los camareros para demostrar el genio que tiene con los ‘subordinados’ esos. Los inseguros tienden a despreciar a otros hombres para hacerse los superiores, porque saben que, por sus propios hechos, no sobresaldrían jamás. Los inseguros son incapaces de reconocer sus miedos y explicártelos para que puedas comprenderlos y relajarlos, así que van con subrepciones para que no te des cuenta de sus debilidades (como tú si fueras idiota).

Uno de sus trucos es cuestionarte a ti continuamente, para minar tu seguridad, para hacerte sentir inferior, como él, para sentirse más fuerte que tú, aun sabiendo que te hace daño.

Porque de la seguridad muchas veces se deriva la autosuficiencia y el más vale solo que mal acompañado.