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sábado, 26 de agosto de 2023

Las líneas de Nazca, los enigmáticos dibujos que cubren el desierto

 

 


Los antiguos habitantes de la costa sur de Perú llenaron el desierto donde vivían de gigantescas figuras en el suelo. Mil años después, estos dibujos siguen envueltos en el misterio.

 

En la costa sur del Perú, en la pampa o meseta de Nazca y Palpa, se encuentra uno de los más sorprendentes vestigios de la arqueología andina: las famosas líneas de Nazca. Estas inmensas figuras, cuyo tamaño puede alcanzar los 275 metros de longitud, yacen en el suelo, dando vida a uno de los paisajes más áridos del mundo. No es éste un caso único en los Andes, ya que sólo en la costa peruana existen otros cuarenta sitios con elementos parecidos, pero en ningún otro lugar hallamos una acumulación tan grande de diseños: las líneas de Nazca se extienden por una superficie de más de 500 kilómetros cuadrados.

 

Técnicamente debemos llamarlas geoglifos (figuras trazadas sobre el suelo), y las podemos dividir en cuatro grupos según su diseño. El primero lo forman las líneas rectas, que son las más abundantes. Con una anchura que va de los cuarenta centímetros a los dos metros y medio, su longitud puede alcanzar incluso kilómetros, pues alguna se proyecta hacia fuera del valle. El segundo grupo lo constituyen los elementos rectangulares o triangulares, considerados tradicionalmente como puntos de reunión. El tercero está compuesto por formas geométricas tales como zigzags o espirales, y el cuarto grupo reúne los diseños figurativos. Aunque estos últimos apenas superan la treintena, son los que han dado fama mundial al sitio. Entre los geoglifos figurativos destacan los más naturalistas como el colibrí, el perro o la araña, pero se incluyen también formas que no encuentran referentes en el mundo real y que probablemente reflejen el universo sagrado de los nazca.

 

 

Esta imponente araña es otro de los famosos geoglifos zoomorfos de Nazca.

Shutterstock

 

Actualmente conocemos bien a los autores de esta singular manifestación artística. La cultura nazca ocupó la región entre los años 200 a.C. y 800 d.C. y tuvo como capital la ciudad de Cahuachi, un centro ceremonial con centenares de estructuras piramidales. Los nazcas enterraban a sus muertos en fardos funerarios que se depositaban en cámaras colectivas.

 

La sequedad del desierto momificaba los cuerpos de forma natural y permitía la existencia de un culto que implicaba visitar reiteradamente a los ancestros en sus tumbas. Aparte de los geoglifos, del arte nazca destaca la cerámica, que plasma un mundo sobrenatural habitado por personajes mitológicos que mezclan rasgos humanos y animales. Algunos de ellos, como la llamada popularmente «orca asesina» –un gran cetáceo que carga en sus manos un cuchillo y una cabeza decapitada–, se encuentran también representados en los geoglifos.

 

¿Qué eran las líneas de nazca?

 

                                  El mono es una de los geoglifos más grandes de la pampa de Nazca, con 135 metros de diámetro, además de uno de los más conocidos. Es la representación de un simio con una larga cola en espiral y con sólo cuatro dedos en la mano derecha. Shutterstock

 

Para establecer el diseño, los constructores trabajaban a escala partiendo de un patrón, probablemente dibujado sobre tela y que luego se reproducía en grandes dimensiones. Existe la convicción de que las líneas están hechas para ser contempladas desde el aire, pero su organización demuestra que no fue así. Las líneas se entrecruzan y se cortan unas a otras, de manera que no parecen responder a una visión de conjunto ni a una planificación previa; todo indica que cada línea es autónoma del resto. Ello puede deberse a que fueron elaboradas en etapas distintas o por grupos diferentes, pero nada sugiere que para los nazcas fuese importante el resultado visual del conjunto desde el aire. Probablemente porque jamás imaginaron que un día sería posible obtener semejante visión.

 

¿Qué función tenían entonces las líneas de Nazca? A lo largo de los años se han elaborado numerosas hipótesis sobre el significado de estos geoglifos, pero existen cuatro teorías que han sido utilizadas reiteradamente.

La primera es la que entiende los geoglifos como caminos. Fue propuesta por primera vez a nivel científico por el arqueólogo peruano Toribio Mejía Xesspe, quien creyó que eran vías ceremoniales ligadas a celebraciones religiosas, tales como procesiones. Esta hipótesis ha sido retomada por diversos autores, y aún en la actualidad es una de las más compartidas. Por ejemplo, estudios recientes han permitido encontrar líneas que comunican directamente con la entrada a la ciudad de Cahuachi, que habrían sido usadas como caminos para acceder a la capital de forma ritualizada –por ejemplo, haciendo procesiones–.

Otro grupo de hipótesis parte de la idea de que las líneas se relacionan con eventos astronómicos y/o calendáricos. La mayor impulsora de esta idea fue Maria Reiche, una matemática alemana que consagró su vida al estudio de los geoglifos hasta el punto de irse a vivir junto al sitio arqueológico. Su propuesta se sintetiza en la frase de su amigo Paul Kosok, un estudioso de los antiguos sistemas hidráulicos andinos, que definió las líneas de Nazca como «el libro de astronomía más grande del mundo». A pesar de que las hipótesis planteadas por Reiche han sido refutadas por investigaciones más recientes, la función astronómica de las líneas sigue siendo motivo de estudio. A ella debemos, además, el reconocimiento y protección del sitio, así como su inclusión en la lista de Patrimonio Mundial.

El tercer enfoque interpretativo une las hipótesis que han intentado vincular los geoglifos con el recurso más preciado de los nazcas: el agua. Varios autores han sugerido que la función ritual de las líneas se relacionaba con el culto al agua y a las montañas de donde proviene. En los últimos años, esta idea ha adquirido protagonismo y cada vez son más los investigadores que establecen una relación directa entre los geoglifos y las fuentes de agua del subsuelo. El norteamericano David Johnson define el conjunto de líneas como un mapa del sistema hídrico subterráneo, y aunque hay evidencias que apuntan en esta dirección aún faltan estudios concluyentes.

Por último, algunas teorías vinculan las líneas con el mundo sobrenatural de los nazcas. Propugnan que los diseños figurativos podrían ser la plasmación de un panteón divino o la evidencia de tránsitos chamánicos inducidos por el consumo de sustancias psicotrópicas. Si bien resulta evidente que las líneas tienen relación con la cosmovisión nazquense y forman parte de sus rituales, el conocimiento del mundo religioso nazca es difícil de abordar científicamente.

martes, 18 de julio de 2023

Los Guepardos


 

El guepardo (Acinonyx jubatus) es ampliamente conocido por su electrizante velocidad, agilidad y pelaje moteado. Este larguirucho felino salvaje con el rostro cubierto de lágrimas se encuentra en las praderas y sabanas de Tanzania, Kenia, Uganda y Somalia. Su ágil cuerpo está diseñado para correr por las praderas en busca de sus presas. El físico del guepardo difiere mucho del de otros grandes felinos, como leones, tigres y leopardos. La palabra "guepardo" deriva del sánscrito "Chita", que significa "manchado" o incluso multicolor y brillante. Siga leyendo para descubrir más datos salvajes sobre los guepardos.

Todos sabemos que los guepardos son rápidos. Pero, ¿cómo son de rápidos exactamente? Digámoslo así: si alguna vez se celebraran unas olimpiadas de animales, el guepardo se llevaría sin duda el oro en la categoría de velocistas terrestres. Es el animal más rápido de la tierra, y sus delgadas pero fuertes patas le ayudan a alcanzar una velocidad máxima de 120,7 km/h (75 mph). Esto no es todo; pueden acelerar de cero a 97 km/h en sólo tres segundos. A toda velocidad, las patas de un guepardo sólo tocan el suelo unas dos veces en cada zancada, según el Cheetah Conservation Fund. Los guepardos suelen limitar sus persecuciones a 305 m (1.000 pies) porque esprintar rápidamente genera más calor corporal del que pueden disipar respirando y sudando. Tras completar una persecución, el guepardo se toma un descanso de unos 30 minutos para descansar.


Sus sistemas respiratorio y circulatorio están diseñados para la velocidad
 
Dado que los guepardos dependen de una velocidad feroz para capturar a sus presas, tienen el corazón, el hígado, las glándulas suprarrenales, los bronquios y los pulmones más grandes, además de grandes arterias que hacen circular el oxígeno por la sangre con eficacia. También tienen grandes orificios nasales y extensos senos paranasales llenos de aire que permiten una mayor ingesta de oxígeno. El sistema respiratorio del guepardo, excepcionalmente modificado, le permite pasar de un ritmo normal de 60 respiraciones por minuto a 150 respiraciones por minuto mientras corre.

A diferencia de otros grandes felinos (como leones, tigres, leopardos y jaguares), los guepardos no rugen. Suelen maullar o ronronear. También emiten gorjeos, chirridos o ladridos agudos como formas de comunicación. Los leones, tigres, leopardos y jaguares pueden rugir porque tienen un ligamento en lugar del hueso epifisario de la laringe. Este ligamento puede estirarse para crear una gama de tonos más amplia y, por tanto, un conducto sonoro más grande. Los guepardos, en cambio, tienen limitada la variedad de sonidos que pueden producir, incluida la capacidad de rugir, debido a su laringe fija y a sus cuerdas vocales divididas. Los guepardos ronronean para tranquilizarse y calmarse. Cuando están contentos o satisfechos, emiten gorjeos. Cuando se sienten amenazados, gimen, gruñen y sisean para disuadir a posibles atacantes.

 


El guepardo es el felino más viejo de la Tierra

Los guepardos pertenecen al género Acinonyx, que significa "clavo inmóvil" en griego. Los científicos creen que son el último miembro vivo de este género, que existe desde hace unos 5 millones de años. Esto los convierte en una de las especies de felinos más antiguas. Los fósiles más antiguos de guepardos y guepardos, hallados en África oriental y meridional, tienen entre 3,5 y 3 millones de años.

Sin embargo, es interesante señalar que, aunque antes se consideraba a los guepardos una subfamilia aparte, análisis detallados de ADN han descubierto que están emparentados con los pumas (Puma concolor) y los jaguarundis (Puma jagouaroundi). Este grupo divergió hace unos 6,9 millones de años. Está claro que este gran felino lleva mucho tiempo en nuestro planeta. Mucho antes de que se utilizaran como mascotas en el antiguo Egipto y como compañeros de caza en Oriente Medio durante la época medieval. Según los científicos, se cree que los guepardos se originaron en Norteamérica antes de trasladarse a Eurasia y África.
 
 



Hay cinco subespecies diferentes de guepardos en el mundo

Como ya hemos mencionado, el guepardo es la única especie de su género, Acinonyx. Existen cinco subespecies de guepardo pertenecientes a este género: * Guepardo de África Oriental (Tanzania) * Guepardo del noroeste de África * Guepardo sudafricano * Guepardo asiático * Guepardo sudanés Los guepardos asiático y del noroeste de África están catalogados como gravemente amenazados. Las otras tres tienen poblaciones más numerosas, pero su número ha disminuido en los últimos años. El guepardo tanzano es la subespecie de guepardo más grande, con 110-135 cm (43-51 pulgadas) de la cabeza a la cola. Después del guepardo del noroeste de África, es también la segunda subespecie más pálida. El tinte del pelaje puede variar del blanco amarillento al marrón


sábado, 24 de junio de 2023

Enrique VIII de Inglaterra el rey tirano

 



Un monarca que en la mitad de su vida, sufrió un deterioro físico y mental, que lo llevo a mandar ejecutar a dos de sus seis esposas


Enrique VIII nació 29 de junio de1491, fue coronado rey el 22 de abril de 1509. Ha pasado a la historia por ser el monarca que más esposas ha tenido; seis. Romper con la Iglesia Católica Romana y nombrase como cabeza de la Iglesia Anglicana de Inglaterra. Con él se unió Inglaterra con Gales.

Antígeno Kell

¿Como un monarca inteligente y fuerte pudo pasar al deterioro físico y mental? Podría explicarse estos cambios así como los problemas de fertilidad que sufría debido a que podría ser potador del antígeno Kell, una proteína de los glóbulos rojos en la sangre que sólo lo poseen un de cada cinco mil personas.

Una mutación ligado al gen de Kell es el síndrome de McLeod, que explica como Enrique VIII pasó de ser una persona, generosa, fuerte y atlético antes de los cuarenta años a convertirse en un ser paranoico y de gran grosor. De hecho los síntomas neurológicos son; convulsiones, demencia y alteraciones del comportamiento.

Problemas de fertilidad

Una mujer negativa para el antígeno Kell puede tener un hijo sano en el primer embarazo, pero los anticuerpos que genera a partir de ese momento, produce que los fetos posteriores sean atacados por la proteína que lleva en su sangre. Todas sus esposas tuvieron múltiples abortos.

De Catalina de Aragón su primera esposa vivió la primera hija Maria, conocida como María Tudor. De su segunda esposa Ana Bolena vivió Isabel que llego a Reina y de la tercera Ana de Cleves su hijo, Eduardo VI, que murió muy joven siendo siempre muy enfermizo.

Enrique VIII, falleció el 28 de enero de 1547 en el palacio de Whitehall, presumiblemente de sífilis. Dato que se dio a conocer cien años después de su muerte

 

domingo, 4 de junio de 2023

El macaco de Berbería

 

 


 

 

También conocido como Mono de Gibraltar, es natural del norte de África, concretamente de Marruecos y Algeria

 

El macaco de Berbería es un cuadrúpedo no superior a los setenta y cinco centímetros de longitud y trece kilos de peso. Su cuerpo está recubierto de pelo pardo-amarillento y ligeramente grisáceo en otros ejemplares de la especie.

La cara, pies y manos son de color rosado, la cola vestigial y poco apreciable a distancia. Los machos son mayores que las hembras. Viven en bosques mixtos a 2.100 metros, aproximadamente, sobre el nivel del mar. En Marruecos se encuentran los bosques de cedro más importantes del norte de África; allí viven los macacos de Berbería, que se alimentan casi exclusivamente de brotes de cedro.

La mona o macaco de Berbería, también llamada mono de Gibraltar, es un primate del Viejo Mundo que se encuentra actualmente en algunas zonas reducidas y aisladas entre sí de los Montes del Rift y del Atlas, en el norte de África; Marruecos y Algeria, y en El Peñón de Gibraltar, en la Península Ibérica.

La población total de estos animales se estimaba en 1988 entre 12 y 23.000 macacos, actualmente quedan menos 2.000. La especie decrece conforme se talan los arboles de su hábitat natural y se capturan ejemplares para su comercio ilegal.

En Gibraltar donde están instalados hace tiempo, se pasean por parques y tejados sin inmutarse. Muchos lugareños los consideran sus mascotas e incluso los alimentan. La tradición popular dice que mientras las monas persistan en Gibraltar, éste seguirá bajo dominio británico, hasta el punto de que durante la Segunda Guerra Mundial, cuando se temía una posible invasión hispano-germana, el propio primer ministro británico Winston Churchill ordenó traer varias docenas de ejemplares del norte de África para asegurar su exigua población.

Pero su reproducción incontrolada, es un problema para las autoridades británicas y a esto debemos añadir que el exceso de macacos crea problemas graves a los turistas. Se cree que debe haber entre doscientos ó trescientos 300 macacos en Gibraltar.

 

Control del tráfico ilegal

Un censo de los ejemplares existentes, habilitar un centro público de rescate es necesario para el controlar y poder atender a estos animales. Y que las autoridades españolas y marroquíes unan esfuerzos para impedir el tráfico ilegal. A pesar de que los zoos españoles están saturados de estos animales, continúan pasando por la frontera española con total inmunidad y de manera ilegal. Tras el abandono por sus propietarios y a falta de centros especializados o saturados, quedan en centros privados pero que por falta de medios que sufren también estas instituciones, no se les garantiza unas condiciones óptimas.

Los macacos animales sociales

A partir de los dos años y a medida que se acercan a la madurez sexual, la falta de compañía de otros de su especie y la frustración de sus necesidades básicas hacen que empiecen a mostrarse agresivos, a destrozar los enseres de la casa y aparecen estereotipias de autoagresión y automutilación. Es entonces cuando a los propietarios les cogen miedo y los abandonan.

Son animales diurnos y omnívoros, se mueven constantemente en grupos entre diez y treinta individuos, de estructura matriarcal, dirigidos por una hembra. Tras cuatro o cinco meses de gestación, las hembras paren una cría, que son cuidadas tanto por el padre como por la madre. Maduran a los tres ó cuatro años de edad y pueden vivir una veintena.

Es el único primate, aparte del hombre, que puede encontrarse actualmente en libertad en Europa, -Gibraltar- y el único miembro del género Macaco que vive fuera de Asia . Su condición de conservación es “En peligro de extinción”

martes, 9 de mayo de 2023

Ptolomeo I, el primer faraón griego de Egipto

 


Amigo y colaborador del monarca macedonio Alejandro Magno, Ptolomeo se hizo con el control de Egipto tras la muerte del conquistador. Proclamado faraón, fundó la primera dinastía griega de Egipto: la de los Lágidas.

 

El destino de Ptolomeo fue uno de los más extraordinarios de la Antigüedad. Educado para llevar la vida habitual de un aristócrata macedonio, se embarcó antes de los 30 años en las fabulosas conquistas de Alejandro Magno por Mesopotamia, Persia y la India, y terminó, a los 64 años, coronado como rey de Egipto y celebrado como Sóter, "salvador".

Otros generales del conquistador macedonio lograron también apoderarse de una parte de su herencia para erigir vastos reinos; pero Ptolomeo fue el que amasó más poder y el único que sorteó los reveses de la fortuna hasta fallecer de muerte natural a una edad avanzada. 

ptolomeo, un noble macedonio

Ptolomeo era hijo de un noble macedonio llamado Lagos (de ahí el nombre de la dinastía Lágida, que él fundó) y de Arsínoe, una dama quizá relacionada con la familia real macedonia. La juventud del futuro faraón transcurrió en la corte macedonia y pronto se contó entre los amigos íntimos del príncipe Alejandro. El padre de éste, el rey Filipo II de Macedonia, recelaba de su popularidad y decidió enviarlo al exilio, pero Alejandro lo trajo de vuelta para que formase parte de su ejército desde el principio de sus campañas contra Persia. Desde entonces, Ptolomeo no se separó del joven conquistador y su protagonismo en la campaña india le hizo ganarse el título de comandante.

Ptolomeo fue uno de los siete guardaespaldas de la guardia privada de Alejandro, una posición que sería decisiva a la muerte del soberano macedonio en el año 323 a.C. En Babilonia, donde los generales de Alejandro se repartieron el imperio, Ptolomeo se hizo con una de las mejores porciones: Egipto. Además, realizó una jugada maestra al apoderarse del cadáver de Alejandro y decidir su entierro en Egipto.

 

Detalle de Alejandro Magno en el mosaico que representa  la batalla de Issos descubierto en la Casa del Fauno en Pompeya.  

Aunque muchas fuentes aseguran que Alejandro deseaba descansar en el oasis de Siwa, adonde se dirigió para consultar el oráculo de Zeus Amón, Ptolomeo hizo llevar el cuerpo del caudillo macedonio hasta Menfis para luego trasladarlo a su mausoleo en Alejandría, el llamado Sema. La posesión del cuerpo de Alejandro lo legitimaba en el trono y convertía el emplazamiento de su tumba en un lugar sagrado.

el sátrapa querido por su pueblo

En un primer momento –como los demás generales sucesores de Alejandro–, Ptolomeo actuó como representante de los herederos legítimos de este: su medio hermano Filipo Arrideo, de 13 años (con las facultades mentales mermadas), y su hijo Alejandro IV (habido con una princesa de Sogdiana, Roxana). Todos los monumentos que Ptolomeo edificó o restauró en Egipto los dedicó a cualquiera de los dos soberanos. Incluso tras el asesinato de Alejandro IV, en 311 a.C., Ptolomeo siguió presentándose durante unos años simplemente como sátrapa o gobernador de Egipto.

Incluso tras el asesinato de Alejandro IV, Ptolomeo siguió presentándose simplemente como sátrapa o gobernador de Egipto.



Una cacería de ciervos representado en uno de los pavimentos de la Casa del rapto de Helena en Pella, la antigua capital de Macedonia.

 

Ello no impedía que fuera enaltecido como virtual soberano del país, según muestra un documento excepcional de este período, la Estela del Sátrapa, un largo texto elaborado aquel mismo año en el que se vierten todo tipo de loas a Ptolomeo: "Había un gran virrey [sátrapa] en Egipto, llamado Ptolomeo. Una persona de energía juvenil, poderoso de brazo, prudente de mente, poderoso entre los hombres, de fiero coraje […] que ataca el rostro de sus enemigos en el combate". También se recuerda el botín que trajo de sus campañas: "Él trajo las imágenes de las divinidades que habían sido encontradas en Asia, así como todos los utensilios sagrados y los libros que pertenecían a los templos de Egipto".

Un faraón de origen griego

Finalmente, en 305 a.C., Ptolomeo se proclamó a sí mismo rey de Egipto. Un año antes, su rival Antígono, otro general de Alejandro, había hecho igual y se había proclamado rey en Siria tras sumar este territorio a sus dominios. Sin duda, Ptolomeo pensaba valerse del prestigio asociado al título de faraón que ahora ostentaba. Pese a su origen griego, Ptolomeo se hizo coronar siguiendo la tradición faraónica y se representó sobre una barca de papiro, capturando a las aves que poblaban las marismas del Delta, en lo que era una metáfora de su dominio sobre el caos y expresión de su deseo de destruir todo mal que acechara a Egipto.

 

Un nuevo dios en el panteón

Para asentar su dominio, Ptolomeo promovió asimismo el culto a una nueva divinidad, Serapis. Su origen es discutido y se mezcla con leyendas como la relatada por Tácito, quien cuenta que tras tener un sueño, el rey ordenó ir en busca de una imagen del dios a Sínope, en el mar Negro. Quizá se trataba de una confusión con el Serapeum de Menfis, donde se rendía culto a una divinidad denominada Osirapis, resultante de la fusión de Osiris y Apis. En cualquier caso, Serapis asumió rasgos de dioses plenamente griegos, como Zeus, Helios, Dioniso, Hades y Asclepio, lo que explica que el culto no echara hondas raíces entre la población egipcia, aunque se expandió notablemente por el resto del mundo mediterráneo.

 Los historiadores discuten si Ptolomeo adoptó también la costumbre de la divinización del faraón. De hecho, los griegos habían divinizado a los héroes fundadores de las ciudades desde antiguo; de ahí que Alejandro Magno recibiera culto como fundador de Alejandría. Algunos autores creen que Ptolomeo ya fue divinizado en vida, como indicaría su sobrenombre: Sóter, que en griego significa "salvador".

https://historia.nationalgeographic.com.es/a/ptolomeo-i-primer-faraon-griego-egipto_7375?utm_source=onesignal&utm_medium=push&utm_campaign=trafico 

jueves, 23 de marzo de 2023

Los jinetes de la estepa - Los Escitas

 

 

Escitas, el pueblo nómada del mundo antiguo

 

Ágiles jinetes y diestros arqueros, tan feroces como valientes, los escitas bebían en los cráneos de sus enemigos y daban muerte a los servidores de sus caudillos para que los acompañaran en el Más Allá. Victoriosos sobre el Imperio persa, en las tumbas de sus reyes el brillo del oro atestigua su pasión por la belleza y el lujo.

El historiador griego Heródoto los kurganes, que demostraron ser las de los relató el vano empeño del rey persa Darío el Grande en someter a su yugo a un misterioso pueblo «de ojos muy azules y cabellos color de fuego», temibles nómadas esteparios que habitaron entre Asia y Europa a partir del siglo VIII a.C. hasta su enigmática desaparición durante el siglo IV a.C. El legendario país de estas gentes, Escitia, era ya citado por Homero como un recóndito lugar, brumoso y de lluvias eternas, en los confines del mundo conocido. Y, en efecto, hasta hace relativamente poco tiempo lo único que sabíamos de los escitas eran las fantásticas noticias de la antigua literatura griega acerca de sus extrañas y sanguinarias costumbres, su lealtad extraordinaria, sus creencias en el más allá y sus opulentos enterramientos


 

Tales historias eran consideradas leyendas de dudosa credibilidad hasta que, a comienzos del siglo XX, los arqueólogos rusos comenzaron a sacar a la luz algunas formidables tumbas, ocultas en túmulos funerarios, los kurganes, que demostraron ser las sepulturas de los reyes escitas. La riqueza de las delicadas joyas que encontraron causó tanta impresión como los cadáveres tatuados de sus reyes, conservados en los hielos perpetuos de las estepas. La leyenda tomaba cuerpo al fin gracias a los hallazgos arqueológicos, que fueron confirmando algunas de las noticias referidas por Heródoto de Halicarnaso en el libro IV de sus memorables Historias.

 

 Los escitas fueron un pueblo nómada de lengua irania y probable origen en las estepas de Asia –entre el mar de Aral y el lago Baikal–, que se asentó en lo que hoy es el sur de la Federación Rusa y Ucrania. Durante aproximadamente un milenio fueron protagonistas de la historia antigua de Oriente Próximo, llegando a invadir Egipto a finales del siglo VII a.C. –tal vez su momento de máximo poder– y siendo mencionados en el recuento de pueblos del Génesis. Sobre su origen expone Heródoto tres teorías. Las dos primeras son historias míticas: en una de ellas se refiere que los escitas provienen de la unión de un tal Targitao, hijo de Zeus, y de la ninfa hija del río Borístenes (el actual Dniéper). Ésta dio a luz tres hijos –Lipoxais, Arpoxais y Colaxais–, de los que procederían las tres razas de los escitas. Según un segundo mito, son del linaje de Heracles. Un monstruo que habitaba cerca del mar Negro, mitad mujer mitad serpiente, chantajeó al héroe para unirse con él con la promesa de restituirle unos rebaños. La mujer serpiente engendró tres hijos de Heracles: Agatirso, Gelono y Escita, y le preguntó al héroe qué debía hacer cuando se hiciesen hombres. Heracles le dio un arco y respondió: «A quien pueda tensarlo, hazlo rey de estas tierras». Fue Escita el que pudo, y él heredó el reino y fundó un pueblo de arqueros famosos.

 La tercera versión que cuenta Heródoto acerca de sus orígenes es algo más verosímil: «Los escitas, dice, eran nómadas que habitaban antaño en Asia. Bajo la presión de los masagetas [otro pueblo asiático de disputada identificación] cruzaron el río Araxes y llegaron a Cimeria». Parece, pues, que su llegada a Europa a través del Cáucaso se debe al empuje de otras tribus nómadas en algún momento de los siglosVIII-VII a.C. Esto concuerda, a grandes rasgos, con las teorías migratorias de los modernos escitólogos, que localizan una oleada de pueblos de las estepas que invadió durante esta época la zona donde la literatura clásica sitúa a los escitas. 

Más allá de estos orígenes míticos, los primeros testimonios históricos de este pueblo se encuentran en un tratado que suscribieron con el reino asirio. Los asirios trabaron relaciones con los escitas, que hostigaban sus fronteras, y lograron aliarse con ellos contra los cimerios y los medos. Pero a finales del siglo VII a.C. los escitas se volvieron contra los asirios y «reinaron sobre Asia devastándolo todo, audaces y sanguinarios, durante veintiocho años», como cuenta Heródoto. Posteriormente, algunas tribus escitas aparecen como aliadas del rey de los medos y del de los lidios. Parece que hacia 670 a.C. regresaron a sus asentamientos al norte del Cáucaso después de sus incursiones por Oriente. Este regreso, y una guerra civil entre los escitas y sus esclavos, que habían tomado el poder y sus mujeres en su ausencia, son narrados también por el historiador griego. Siguió a estos episodios una paz más o menos estable durante una generación. 

 

Por esta misma época los escitas entraron en contacto con los colonos griegos instalados en el mar Negro y establecieron intensas relaciones comerciales y culturales con ciudades como Olbia y Panticapea. El influjo helénico se dejó notar en las artes escitas, y la cultura escita influyó también en el imaginario griego: prueba de ello es la figura legendaria de Anacarsis, el príncipe escita que aparece en la literatura griega conversando con el gran legislador ateniense Solón o con el rey Creso de Lidia, y al que se atribuyen dichos e invenciones ingeniosas.

Pero los escitas consagraron su leyenda de irreductibles cuando, en el año 512 a.C., el soberano persa Darío I decidió conquistarlos tras someter a los tracios que ocupaban los Balcanes. Según la tradición, que transmite Heródoto, «Darío quería tomar venganza de los escitas, pues ellos, primeramente, habían invadido el país de los medos triunfando sobre quienes se les oponían y cometiendo grandes desmanes». Pero más bien puede explicarse porque, en su política de consolidar sus fronteras, Darío no podía olvidarse de los peligrosos escitas, que estaban en el recuerdo de los habitantes del Imperio persa. Las costumbres sanguinarias de los escitas reales, la élite guerrera de este pueblo, aterrorizaban a sus enemigos y su barbarie se hizo proverbial en Grecia y en Oriente.  

 

 
Los nómadas escitas eran jinetes invencibles y diestros arqueros que se adornaban con pieles y cabezas humanas como trofeos. Pero no desconocían la refinada estrategia militar: para poner en jaque al grandioso ejército persa, una maquinaria de guerra formidable, utilizaron el hostigamiento de la lucha de guerrillas y el desgaste a sus enemigos. Cuando Darío cruzó el Danubio para marchar contra ellos no podía imaginar lo que iba a suceder. La técnica que usaron para agotar al ejército persa fue la de dejar tierra quemada por medio: «Ir retirándose poco a poco y a la vez cegar los pozos y las fuentes y no dejar forraje en todo el país». El error del Gran Rey fue seguirles al interior de su país, las heladas y yermas estepas que se extendían desde el Danubio hasta el mar de Azov y el Don (o tal vez hasta el Volga), hasta que el hambre y las inclemencias del tiempo le obligaron a desistir de su empeño. 
 

COSTUMBRES GUERRERAS 

El nomadismo era la característica principal de este pueblo. El padre de la medicina griega, Hipócrates, en su tratado Sobre aires, aguas y lugares, describió el modo de vida nómada de los escitas llamados saurómatas. Éstos pasaban la vida a caballo, incluso las mujeres, a las que se amputaba el pecho derecho de niñas para poder luchar con arco y jabalina a caballo.Vivían agrupados en tribus, moviéndose por las estepas en grandes convoyes formados por carros de cuatro a seis ruedas, que eran arrastrados por bueyes

El clima extremo de su país, ventoso, húmedo y frío, y el sol escaso les daban una constitución, según el escrito atribuido al médico griego, grande, carnosa y lampiña. Su dieta era pobre y monótona, a base de carne hervida, leche de yegua y un queso elaborado con ésta. Por todo ello sufrían a menudo de impotencia y esterilidad, que al parecer era la «enfermedad escita» por excelencia. Esto se achacaba principalmente a su modo de vida sedentario, pues siempre marchaban a caballo o en carro y nunca se desplazaban a pie. Especialmente los hombres, en los que faltaba el deseo sexual por cabalgar tan a menudo. Por ello, dice Hipócrates, los escitas son una raza poco prolífica. 

La guerra era, si debemos creer el testimonio de los antiguos, la especialidad de este pueblo nómada, de casas sobre ruedas, recios corceles y sociedad altamente jerarquizada. Cuidaban el aprendizaje de la equitación y de las artes marciales (en especial el tiro con arco; pero también el combate con hacha y el uso del látigo) como base no sólo de su poderío militar, sino también de su forma de vida. Los arqueros escitas eran muy preciados por los persas y los griegos: Atenas usó mercenarios escitas contra los persas durante las guerras médicas. 


 A estas cabezas luego se les arrancaban las cabelleras, tras efectuar una incisión alrededor de las orejas; así podían llevarlas atadas a la montura, a modo de toallas o cobertores. Utilizaban la piel humana arrancada a sus enemigos para todo tipo de usos: la de la mano derecha para cubrir el carcaj, la del tronco para elaborar estandartes, etc. Pero también cuenta Heródoto que usaban los cráneos de los enemigos especialmente odiados, tras vaciarlos convenientemente, para beber; los escitas más pudientes los recubrían con láminas de oro. Según la colección de cabezas y pieles de cada uno se medía su valor en combate y su prestigio social. De hecho, los jefes celebraban un banquete anual para la comunidad en el que no podían participar aquellos que no hubieran matado a nadie. Éstos quedaban apartados de la bebida en común, sufriendo la peor de las humillaciones. 


 

UN FINAL ENIGMÁTICO 

Tras las guerras con Persia en el siglo VIa.C., los escitas tuvieron un reino estable al norte del mar Negro entre los siglos V y IV a.C., con una potente dinastía real fundada por Ariapites, y sus contactos con las ciudades griegas de la costa se hicieron más fluidos. De esta época datan los impresionantes trabajos en oro que dejaron a la posteridad. 

Tan abundantes fueron los contactos con la cultura griega que uno de los reyes escitas, Esciles, hijo de Ariapites, encontró la muerte por ello. Cuenta de nuevo Heródoto que Esciles era instruido en la lengua y la literatura griegas y que, después de ser coronado, encontraba placer en vestirse a la griega y en rendir culto a los misterios dionisíacos. Los escitas, avergonzados de que su rey tomara parte en las orgías de Dioniso, conspiraron contra él, apoyando a su hermano Octamasades para que, aliado con los tracios, decapitara a Esciles y tomara el poder. 

El poderío de los reyes siguientes fue creciendo hasta que chocaron irremediablemente con otra potencia emergente, la Macedonia de Filipo II, padre de Alejandro Magno. Aunque los escitas fueron derrotados en el año 339 a.C., muriendo en combate su rey Ateas, los macedonios no consiguieron someterlos totalmente. Sin embargo, no mucho después de la muerte de Alejandro, en torno al 300 a.C., el reino escita desapareció súbitamente sin dejar rastro. 

 


 

martes, 21 de marzo de 2023

Los juegos de azar


Juegos de azar son aquellos que se apuesta una cantidad de dinero con la esperanza de una ganancia mayor


Si nos dejáramos llevar por la primera impresión viendo películas donde salen grandes casinos, señoras y señores luciendo vestidos caros y elegantes, pensaríamos que los juegos de azar son para los ricos. Pero es obvio que la realidad es muy distinta. La lotería, las máquinas tragaperras, incluso los juegos por internet alcanzan tantos adeptos o más que los casinos. Uno de los juegos que tiene mucha adicción es el póquer, en el que se apuestan verdaderas fortunas a través de la red.

Los jugadores confían en la suerte y por eso se encomiendan a un número favorito, una terminación, cartas nuevas en lugar de usadas, etc. Como si la suerte pudiera controlar el resultado. Estos jugadores así lo creen y suponen que llegará un día que el azar les traerá felicidad y fortuna. El periodista Philips Vogel escribió: “Lo admitan o no, la mayoría de los jugadores, sueñan en el fondo con convertir su apuesta inicial, aunque solo sea unos pocos dólares, en una fortuna” el jugador arriesga sabiendo que tiene pocas probabilidades de ganar.

En realidad el premio es el dinero perdido por otros. Cada día muchas personas vuelcan el contenido de sus carteras en el montón llamado juegos y solo unos cuantos, pocos muy pocos, pueden coger algo del montón, tampoco todo, hay que pensar en los impuestos e intermediarios.

El juego es una trampa peligrosa

Sin embargo, el juego es una trampa peligrosa. Para una persona ambiciosa, una pequeña recompensa le anima a seguir jugando más y más, con el sueño de recuperar lo disipado y de que llegue su día de suerte. Es una soga al cuello que va ahogando al atrapado y cada vez le aprieta más y sin capacidad de escapar. Es un adicto al juego. Por esa adición perderá trabajo, amigos e incluso la propia familia.

No es que los juegos de azar sean malos en sí mismos, pero como todo lo que puede crear adicción se le debería tener mucho respeto y no abusar de su uso.

domingo, 9 de octubre de 2022

El olor y el dolor están relacionados

 Estudios sobre un gen permitirán conocer mejor los factores genéticos asociados con la percepción olfativa


El olor lo podemos definir como la sensación resultante de la Erecepción de un estímulo por el sistema sensorial olfativo. El olor no es uniforme en todas las personas por igual y lo genera una mezcla de gases, vapores y polvo. Aquello que no podemos oler lo llamamos inodoro. Hasta ahora se creía que aquellas personas que carecían de este sentido eran por causas psicológicas, pero sin descartarlas, unos estudios recientes han demostrado que también podrían estar producidas por un gen.

Las personas con una mutación en el gen SCN9A, que incapacita para sentir dolor, tampoco pueden oler, así lo han confirmado un equipo de científicos europeos liderados por el alemán Trese Leinders-Zufall

Las neuronas sensoriales olfativas son las que detectan el olor, producen una señal eléctrica propagándola a través del sistema nervioso hasta un determinado punto que se detienen. Se ha descubierto que esto sucede por la ausencia de sodio Nav.17. La falta de este sodio impide la transmisión de la información a los circuitos neuronales y, por tanto, no llega al cerebro.

Terapias genéticas

Los investigadores no descartan que el mismo canal de sodio intervenga en algún otro de los cinco sentidos. "No tenemos una explicación de la conexión entre dolor y olor, pero podría ser que éste fuera un canal importante para múltiples sistemas sensoriales", indica el investigador. En este caso, añade, "los sujetos estudiados eran capaces de ver y escuchar, pero no se investigó el tacto o el gusto".

Aunque existe una larga lista de genes relacionados con la ceguera o la sordera, hasta ahora no existía conocimiento de ninguno que pudiese explicar la anosmia congénita.

Con el descubrimiento de este gen se podría aplicar a terapias génicas en personas afectadas en el olfato. Los resultados del estudio ayudaran a comprender que factores genéticos están implicados en la percepción del olor, como en su ausencia.En los animales hacen un amplio uso de su sentido del olfato. Por ejemplo, los animales usan el olor para marcar su territorio y para atraer a sus congéneres de sexo opuesto. Los animales tienen una mayor respuesta a los olores, porque usan su sentido del olfato muy frecuentemente. Cuando un macho huela a una hembra en celo, responderá al estímulo muy apasionadamente.

Nuestro sentido olfativo cumple una función de supervivencia

Nuestro sentido olfativo cumple una función de supervivencia como en el caso del fuego, que el olfato es primordial para detectarlo. Desde el punto de vista humano “permite enriquecer la experimentación de sensaciones en cuestiones de comida. Aunque seamos capaces de comer sin oler, el olfato nos ayuda a mejorar nuestra experiencia y el placer que sentimos”, concluye el científico alemán.

¿Hay olores que acortan la vida?

Otros estudios realizados en animales y en humanos han demostrado el impacto en la salud, el desarrollo atlético y el ritmo de envejecimiento, que produce las experiencias sensoriales. De hecho, hay animales como la mosca y los gusanos que son incapaces de oler, viven más tiempo.

Las universidades de Michigan y Houston han tratado de averiguar a qué se debe y han conseguido demostrar que el dióxido de carbono (CO2) es el olor que más altera nuestra fisiología y está unida a nuestra longevidad. Las moscas que no huelen el carbono viven más que las moscas que si lo hacen.2

El responsable de este estudio Scott Pletcher explica: “De algún modo hay un grupo de neuronas cuyo principal cometido es detectar el CO que son capaces de provocar cambios que aceleran el envejecimiento

En este reto para mejorar la salud el trabajo más importante que tienen ahora los científicos es explicar el cómo.

martes, 26 de abril de 2022

Si te impresionan las mujeres libres, el inseguro eres tú.

 


 

Hay hombres que se sienten eclipsados por las mujeres como nosotras (en el sentido de que temen que les hagamos sombra). A esos hombres a los que no les impresiona, son seguros de sí mismos, inteligentes, fuertes de carácter a la par que sensibles, alfabetos emocionales, comunicativos, ingeniosos, respetuosos, tolerantes, cariñosos, atractivos por fuera por cómo son por dentro, generosos, prácticos, sencillos, directos, honestos, leales y NO MANIPULADORES. Esto último es muy importante, como valor en cualquier ser humano.

Te ve de igual a igual y ya está. El hecho de que tú seas segura de ti misma, inteligente, fuerte y toda la retahíla de cualidades no le acobarda ni le hace sentir inferior porque no tiene miedo de que le vayas a quitar su poder, ni a subirte a su chepa y hacer de tu capa un sayo con su vida. Entre otras razones porque no te dejaría hacerlo, él es quien dirige su vida y en todo caso, si quiere, voluntariamente la comparte con alguien que dirija la suya asumiendo sus responsabilidades y metiéndose en sus asuntos.

Inseguros no, gracias, hay que dejarlos crecer.

A los que acojonamos las mujeres libres de alma, mente y cuerpo, es a los inseguros, a los que se quedaron anclados en una época en la que la mujer dependía de ellos para sobrevivir y preferirían que hoy en día siguiera siendo así para no correr el riesgo de que se les escape no ya por irse con otro, sino para estar sola. Qué osadía.

 

Los inseguros son esos que se están todo el rato comparando contigo como en una especie de competición a ver quién es más listo, en una verborrea imparable por demostrar sus conocimientos; a ver quién es más macho, haciéndote todas las posturitas del kamasutra en la cama en una sola noche; a ver quién tiene más dinero, ostentando reloj, coche, etc. aunque luego te invite a su casa y tengas que llevar tú el vino y no te saque ni unas tristes aceitunas. A ver quién detenta más poder, tratando mal hasta a los camareros para demostrar el genio que tiene con los ‘subordinados’ esos. Los inseguros tienden a despreciar a otros hombres para hacerse los superiores, porque saben que, por sus propios hechos, no sobresaldrían jamás. Los inseguros son incapaces de reconocer sus miedos y explicártelos para que puedas comprenderlos y relajarlos, así que van con subrepciones para que no te des cuenta de sus debilidades (como tú si fueras idiota).

Uno de sus trucos es cuestionarte a ti continuamente, para minar tu seguridad, para hacerte sentir inferior, como él, para sentirse más fuerte que tú, aun sabiendo que te hace daño.

Porque de la seguridad muchas veces se deriva la autosuficiencia y el más vale solo que mal acompañado.