Juegos de azar son aquellos que se apuesta una cantidad de dinero con la esperanza de una ganancia mayor
Los jugadores confían en la suerte y por eso se encomiendan a un número favorito, una terminación, cartas nuevas en lugar de usadas, etc. Como si la suerte pudiera controlar el resultado. Estos jugadores así lo creen y suponen que llegará un día que el azar les traerá felicidad y fortuna. El periodista Philips Vogel escribió: “Lo admitan o no, la mayoría de los jugadores, sueñan en el fondo con convertir su apuesta inicial, aunque solo sea unos pocos dólares, en una fortuna” el jugador arriesga sabiendo que tiene pocas probabilidades de ganar.
En realidad el premio es el dinero perdido por otros. Cada día muchas personas vuelcan el contenido de sus carteras en el montón llamado juegos y solo unos cuantos, pocos muy pocos, pueden coger algo del montón, tampoco todo, hay que pensar en los impuestos e intermediarios.
El juego es una trampa peligrosa
Sin embargo, el juego es una trampa peligrosa. Para una persona ambiciosa, una pequeña recompensa le anima a seguir jugando más y más, con el sueño de recuperar lo disipado y de que llegue su día de suerte. Es una soga al cuello que va ahogando al atrapado y cada vez le aprieta más y sin capacidad de escapar. Es un adicto al juego. Por esa adición perderá trabajo, amigos e incluso la propia familia.
No es que los juegos de azar sean malos en sí mismos, pero como todo lo que puede crear adicción se le debería tener mucho respeto y no abusar de su uso.
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