No te subestimes.
Estamos acostumbrados a que algunos términos como fracaso sean la antesala hacia la infelicidad y, aunque no se puede negar que las situaciones incómodas o difíciles pueden dar como resultado un cuadro de depresión irreversible, también es posible que sean los momentos de la vida, las crisis, que nos moldeen. En las crisis personales, sociales o profesionales es cuando estás forzado a hacer uso de todos los recursos internos, incluso de algunos que ni siquiera conocías. Esa es la grandeza del fracaso y esa es la razón para asegurar que la vida es un fracaso tras otro.
Todo en la vida es un fracaso tras otro… ¿Y qué?
Hay momentos épicos en el cine y en la vida. Este es uno de esos, de los que trascienden. Una de esas conversaciones que te cambian la vida. Este es uno de esos instantes cinematográficos que encierran más conocimiento filosófico que todas las obras reunidas de André Comte. Posiblemente, una de las mejores escenas del cine del nuevo siglo;
– A veces desearía poder dormir hasta los dieciocho años, saltarme toda esta mierda, el instituto y todo lo demás. Saltármelo todo.
– ¿Sabes quien es Marcel Proust?
– ¿Es ese del que enseñas?
– Sí, un escritor francés. Un auténtico fracasado. Nunca tuvo un trabajo, sus amores fueron un desastre, gay… Estuvo veinte años escribiendo un libro que ya casi nadie lee, pero quizá sea el mejor escritor desde Shakespeare… En fin, él llego al final de su vida, echó la vista atrás y decidió que todos esos años en los que sufrió fueron los mejores de su vida, porque le moldearon. Los años de felicidad… perdidos, no aprendió nada.
Cuánto cuesta aprender que las situaciones difíciles de la vida nos enseñan a mejorar.
El fracaso está enlazado, forzosamente, a otro término; la frustración. Hemos sido niños de nuestro siglo y, como tales, la baja tolerancia a la frustración es, prácticamente, una constante en nuestra vida.
El problema es que si no quieres sentir ninguna frustración en tu vida, no puedes permitirte fracasar y, si no puedes permitirte fracasar, no te permitirás intentar nada sin tenerlo perfectamente atado.
He aquí el problema. Están muy mal vistos los chapuceros pero, si nos paramos a mirar a algunas de las personalidades más relevantes del siglo XX, nos encontramos a seres humanos como Stephen Hawking que escribió un tratado en el que aseguraba… lo que años más tarde tuvo que negar. ¿Le preocupó? Está claro que las equivocaciones nos molestan a todos pero ese error (inmenso, por cierto) no a Stephen Hawking no le impidió continuar haciendo aquellos que más le gustaba; la ciencia.
Si estás en un momento de tu vida plácido y sin complicaciones, las apuestas estarán a la alta pero, realmente, lo que determinará de la “pasta” de la que estás hecho se descubrirá cuando te enfrentes a una situación difícil. Porque son las situaciones difíciles las que nos curten y si estás lo suficientemente atento como para mirar al rostro de tus miedos sin apartar la vista es probable que el aprendizaje que extraigas de las situaciones difíciles de la vida trascienda la situación y te cambie para siempre. Al fin y al cabo, sabemos desaprender de la misma manera que aprendemos. Nacemos como “tabulas rasas”, repletas de experiencias. Nosotros elegimos si nos llevarán hacia el aprendizaje o hacia la desesperación.
Dicen por ahí que lo que no te mata te hace más fuerte, pero yo creo que lo que no te mata NO te hace más fuerte; de fracasos y fracasos.
Por supuesto, esta reflexión no estaría completa si cayera en el error de generalizar. En otro momento, escribí acerca de las 4 frases motivadoras que, en realidad, nos desmotivan. Sigo creyendo en que las palabras de Friedrich Niezstche son malinterpretadas a menudo y en el caso de la cita “lo que no me mata, me hace más fuerte”, aún más. Reitero que hay situaciones difíciles “que te hieren de gravedad”. No todos los fracasos son iguales. Es por ello que si estás en un momento de tu vida en el que el mundo te supera, en el que crees que no sobrevivirás, no te lo pienses y busca ayuda. Y es que una de las cosas que el ser humano debería aprender consiste en saber cuando puede con una situación y cuando debe pedir ayuda porque “el barco se hunde”.
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